Pagina nueva 2 GRUPO RAVAR: Texto de Sindo Cerviño (presentación exposición Inma Doval)

viernes, febrero 09, 2007

Texto de Sindo Cerviño (presentación exposición Inma Doval)

Quiero comenzar aclarando que si estoy aquí, presentando a Inma, y por tanto a su obra, es únicamente en calidad de amigo suyo (de lo que me enorgullezco) y no como experto en grabado ni como ARTISTA (así, con mayúsculas) aunque ya me gustaría llegar a serlo.
Muchos otros (y no es falsa modestia) representarían mucho mejor que yo al grabado.
Pero es únicamente una amistad recíproca y la pertenencia común de ambos a RAVAR la que hizo que pudiera llegar a conocer aspectos suyos que no están al alcance del resto, y son esos aspectos los que en este momento voy a mostraros para que acompañen a lo que todos tenemos acceso, a su obra.
Recuerdo la tarde en la que entré por primera vez en los talleres del CIEC y como, entre risas, María Pena me advirtió de lo vicioso que podía llegar a ser el grabado, que es algo que una vez que se empieza con él no se deja. Pues esto es lo que siento en Inma, “un vicio” por el grabado y su cocina, un ansia por conocer todos los resortes de un lenguaje con el que comunicarse, y unas ganas enormes de saberlo todo, de leer sobre las fibras del papel lo que otros nos cuentan y de contarnos sobre esas mismas hebras los cuentos y leyendas que ella gesta en su interior.
Así con la fusión intima de esa actitud dulcemente obsesiva, unida con su rico mundo interior, aderezada de una forma particular de percibir las sensaciones y sazonada de esas ganas enormes de dominar las técnicas es con lo que consigue la obra que nos rodea.
Vemos en ella pájaros y jaulas, cuerpos y juegos, mares, manos, paisajes y leyendas lejanas.
Percibimos en sus estampas las imágenes de sueños, leyendas y fantasías. Leyendas de aquí y de allí, todas antiguas y olvidadas; y sueños y fantasías nacidos de esas leyendas; de lo que queda cuando nos vamos a dormir pensado en ese universo personal nuestro, y sólo nuestro. En ese momento en que se desconecta el lado izquierdo de nuestro cerebro y sentimos ese dulce levitar que nos transporta a donde nadie puede acompañarnos.
Ese es el instante que creo que Inma ha plasmado en cada papel.
Así a través de una matriz, de una tabla tallada, una piedra dibujada o una plancha de metal mordida y con la sola ayuda del peso de un rodillo entintado o con las caricias de una mano que quitan restos de tinta es como ha sabido abrirnos estas ventanas a su interior que hoy nos presenta.
Espero haber abierto un camino para que esta obra (y su autora) sean un poco más conocidas por todos, al menos en estos rasgos de mi forma de verla. Pero cada uno de nosotros tendrá su particular modo de sentirla y será la suma de todos lo que se acerque a aquello que Inma vivía cuando plasmaba su mundo en grabados.
Ha llegado el momento de ver las estampas que nos rodean y de llegar a sentir alguna sensación nueva ante ellas.
Disfrutémoslas.
Cambre, 8.feb.07

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